El consejo de «sé tú mismo» lo hemos oído tantas veces que ha terminado siendo un cliché al que pocos prestan atención.
¿Pero qué significa ser tú mismo?
La respuesta a esta pregunta es algo que este último año he meditado quizás algo más de lo normal, seguramente porque leí demasiado Nietzsche. Su libro Ecce Homo está dedicado a este tema, en sus palabras, el objetivo de en la vida de cada uno de nosotros como seres humanos es «llegar a ser lo que realmente somos».
También quizás sea porque con el paso de los años he comenzado a sentir la presión de la sociedad japonesa en mí como individuo y me estoy rebelando. En cierta medida, en cualquier sociedad debemos comportarnos siguiendo normas —a veces escritas y a veces no— que están moldeando nuestra forma de ser sin que nos demos cuenta.
Algo curioso que he notado en los que llevamos años aquí en Japón es que actuamos diferente si estamos en el extranjero. El entorno nos fuerza a no ser nosotros mismos.
Pero en Japón, son tantas las «normas no escritas» que al final da la sensación de que todos los que vivimos aquí somos una especie de robots que nos comportamos de forma similar. Es decir, nuestras identidades se diluyen misteriosamente en un colectivo que se comporta de forma uniforme para evitar conflictos a toda costa.
Tendemos a actuar conforme a la imagen que creemos que otros tienen de nosotros. ¿Pero realmente somos como creemos que otros nos ven?
Si en un grupo de amigos eres el graciosillo desde el principio terminas condenado a ser el gracioso para siempre, si eres el ligón tienes que actuar lo mismo, si eres del que todos se burlan lo mismo… es como si tuvieras que seguir un rol dictado por fuerzas invisibles.
«Uno de los grandes placeres de la vida
es hacer aquello que la gente
te dice que no puedes hacer» - Walter Bagehot
Si te vistes imitando la forma de vestir de una conocida/o porque la envidias, si te pones ciertos pendientes para ir a comer con tu familia porque sabes que son los que le gustan a tu madre, si escuchas cierta música simplemente para caerle bien a tus amigos... Si estas pensando continuamente en «¿qué pensarán los demás si hago o digo esto o lo otro?», no eres libre, eres prisionero de lo que los demás esperan de ti.
Si te encuentras todo el día siguiendo órdenes o patrones de conducta marcados por otros no estás siendo tú mismo sino una suma de las proyecciones de otras personas sobre ti.
No hemos nacido para complacer a nuestro jefe o a cualquier otra persona.
No somos lo que otras personas dicen que somos.
A la hora de tomar decisiones, si observas detenidamente porqué estás tomando un camino u otro te darás cuenta, quizás con sorpresa, de que la mayoría de las decisiones que estás tomando son para complacer o recibir una alabanza de otros. Estás sacrificando tu ser, tu individualidad dejando ser moldeado por los demás. Te estás convirtiendo en algo que no eres, estás tomando un camino diferente a ser tú mismo.
Otra forma en la que nuestro verdadero yo es manipulado es cuando alguien nos dice «esto se te da bien», o «esto se te da mal». Son frases que son como hechizos misteriosos que te pueden atrapar durante una vida entera.
A veces si alguien te dice «esto se te da mal», si consideras detenidamente y que vale la pena, quizá lo mejor sea rebelarse.
Son muchas las personas que —desde que era un adolescente— me han ido diciendo que no se me da bien escribir. Es como una espina que me clavaron y ahora una de mis misiones en la vida consiste en escribir sin descanso: nadie me dice a mi lo que puedo o no puedo hacer.
En resumen, la mejor heurística para ser tú mismo en la vida es:
¡Haz lo que te pase por los cojones u ovarios!
Pero no malinterpretes todo esto como hacen algunos como excusa para convertirte en un cabrón.
Sigue tu compás ético, sé tu mismo, pero respetando a los demás. Actúa expresando tu libertad pero ten cuidado con los límites: ¿estás dañando con tus acciones a otras personas?
Busca el balance, clasifica bien qué es lo que está en tu control y lo que está en control de los demás. Lo que está bajo tu control es tuyo, son tus decisiones no las de otros.
Para los asuntos que están en el plato de otros lo mejor es regirse por la ley de plata, es decir: ayuda a otros (familia, amigos, sociedad) si lo necesitan, pero no para complacerlos. En otras palabras: no hagas a los demás lo que no querrías que te hicieran a ti «Quod tibi fieri non vis, alteri ne feceris».
«Tu tiempo es limitado,
no pierdas el tiempo viviendo la vida de otros»
— Steve Jobs

Las batallas en las que no luchas nunca pierdes.
Por lo tanto, elige solo aquellas en las que valga la pena luchar.
Si intervenimos y nos apuntamos a todo lo que nos llama la atención o a lo que otras personas sugieren que es bueno para nosotros, cuando llegue algo realmente importante estaremos cansados.
¿Cuál es la mejor estrategia para elegir nuestras batallas?
No hay una respuesta definitiva a esta pregunta, es algo personal y dependerá mucho de la fase de la vida y situación en la que estemos.
Dividamos en dos grandes niveles:
Un nuevo proyecto, un nuevo trabajo, una nueva relación, un camino nuevo, comprar una casa o similar, una mudanza… ¿Vale la pena virar nuestra vida?
¿Me meto en una discusión de trabajo? ¿Le llevo la contra a mi pareja en este tema porque creo que tengo la razón? ¿Quedo a tomar café con esta u otra persona? ¿Intervengo en una discusión porque quiero tener la razón?
Equivocarse y meterse en una nueva Batalla de Macro que no nos corresponde puede ser fatal: entorno de trabajo tóxico, bancarrota, divorcio, conflicto familiar que no se resuelve… Como consecuencia podemos terminar cayendo en un pozo de miseria y depresión.
Seguramente ahora mismo estarás pensando: «muy fácil de decir esto… ¡ya sé que las grandes equivocaciones en decisiones importantes de la vida pueden ser fatales! ¿Pero cómo sabemos si nos estamos metiendo en una Batalla Macro en la que tengo todas las de perder?». No tengo una respuesta a esta pregunta y no creo que nadie la tenga. Solo la experiencia y la situación personal de cada uno es válida para considerar si nos conviene o no meternos en una nueva Batalla Macro. Es inevitable equivocarse, es parte del ciclo de la vida, quizás la mejor estrategia es aceptar que en ocasiones terminaremos en un barco que se está hundiendo, la clave está en no ser el último tonto en escapar en un bote de rescate.
En el caso de las Batallas Micro es más fácil. Equivocarse en alguna Batallas Micro no es un gran problema, puede ser incluso divertido y es bueno para aprender. Lo que debemos evitar es caer en la tendencia de meternos en absolutamente todos los fregados donde no nos llaman desde primera hora de la mañana hasta el final del día.
Los japoneses son muy buenos en evitar Batallas Micro pero no parecen tener la solución con las Batallas Macro. La tendencia japonesa a querer mantener el wa (和:paz y armonía) en cualquier situación ayuda a evitar enfrentamientos en el día a día.
Si estás en una época en la que notas que estás más estresado de lo normal quizás te estés metiendo en demasiadas Batallas Micro y necesitas restaurar el wa en tu vida. Pregúntate a ti mismo:
¿Cómo doy prioridad al wa (la armonía) en mi vida?
¿Me estoy metiendo donde no me llaman?
¿Es una batalla en la que vale la pena luchar?
«La maestría del mundo se consigue dejando que las cosas tomen su curso natural. No puedes tener maestría en el mundo intentando cambiar las formas naturales»
Tao Te Ching
Al cumplir los cuarenta años aquí en Tokio he reflexionado sobre cuáles han sido las constantes que me han llevado a donde estoy ahora. ¿Qué valores fundamentales han ido moviendo los hilos de los mayores eventos de mi vida?
Para mí, una de las constantes ha sido siempre la curiosidad.
Igual que Alicia en el país de las maravillas, tiendo a perseguir conejos blancos que me llaman la atención.
Cuando vi por primera vez un ordenador quise saber cómo funcionaba una máquina capaz de mostrar píxeles en la pantalla siguiendo las órdenes dictadas por el teclado o por un programa. Es lo que me llevó a empezar a leer libros de programación y más tarde a estudiar ingeniería informática.
Cuando jugué por primera vez con videoconsolas (la mayoría de ellas japonesas en los años 90) y anime y manga japonés, me empecé a preguntar de dónde venía toda aquella creatividad y de ahí surgió mi interés en Japón.
Cuando me conecté por primera vez a Internet a mediados de los 90, lo primero que quise saber fue cómo crear una web. Días después tenía una web online y desde entonces he seguido escribiendo y subiendo cosas a la red.
Misteriosamente, después de años siguiendo mi curiosidad en todos estos temas terminé viviendo en Japón, el país de los videojuegos y manga, y trabajando en empresas de tecnología en las que mi trabajo consiste en crear servicios que se ejecutan gracias a la infraestructura de Internet.
Me pregunto ¿A dónde me llevarán los conejos blancos que comience a perseguir a partir de ahora?
Os invito a hacer el mismo ejercicio, haciéndoos las preguntas: «¿Cuáles fueron los conejos blancos que me llevaron a la situación en la que me encuentro ahora?», «¿Qué nuevos conejos estoy empezando a seguir y a dónde me llevarán?».
Yo confío en que mi curiosidad es sabia y me llevará por buen camino. Quizás a veces me haga seguir conejos que darán rodeos por lugares desconocidos, pero me gusta pensar que la aventura valdrá la pena y al final todo saldrá bien.


Al fin y al cabo, la vida es una sucesión de días y por ello es importante centrarse siempre en la realidad del presente.
Esta es una lista de diez cosas esenciales que necesito hacer cada día para sentirme bien:
1. Dar un paseo.
2. Practicar ejercicio.
3. Dedicar tiempo de calidad a aquello que más disfruto.
4. Ayudar a alguien con algo sencillo, aunque solo sean unas palabras de apoyo.
5. Comer bien.
6. Un té verde o un café.
7. Aprender algo nuevo.
8. Leer un rato.
9. Sonreír.
10. Hablar con mis personas más queridas.
¿Cuál es tu lista de las diez cosas esenciales diarias?
Las primeras treinta lecciones las escribí cuando cumplí los treinta. Supongo que sentí que era un momento importante en mi vida y quise la compartir mi experiencia. Desde entonces ya han pasado diez años en los que cada doce meses voy añadiendo una lección más.
Nos vemos el año que viene con la lección número 41.
Os deseo un feliz año y sobre todo,
pase lo que pase,
ámate a ti mismo tanto que ese amor se extienda a los demás.
Recuerda sonreír y disfrutar de cada instante, y tampoco te tomes muy en serio lo que acabas de leer.
AMOR愛LOVE
Héctor García
2021, Tokio.
1. Algo hecho es mejor que perfecto.
2. Cuando termines de hacer algo recompénsate.
3. Notar equivocaciones en la forma de pensar de los demás es fácil, notarlas en nosotros mismos es mucho más difícil.
4. Promete menos de lo necesario, para luego dar más de lo que prometiste.
5. Céntrate en tu estilo de vida en vez de objetos y cosas materiales.
He comenzado a compilar algunos aforismos que se me ocurrieron dando paseos por las calles de Tokio o duchándome. Para mí los aforismos no tienen porqué ser verdades absolutas, de hecho muchas veces no tienen nada que ver con la verdad. Son simples píldoras para intentar inducir un shift en nuestra forma de ver la realidad ayudando al lector a sentir el mundo de otra manera.
«Podemos comprar casi cualquier cosa excepto tiempo.» Si lo analizas lógicamente no es verdad, pero esa no es la intención del aforismo, lo que te quiere comunicar es que el tiempo es oro.
Este es mi primer experimento escribiendo aforismos.
Compartid con libertad en twitter si queréis corregir o comentar alguno de estos aforismos mencionándome con @kirai.
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Cuanto mas tiempo estoy en Japón menos lo entiendo. Cuanto mas tiempo estoy fuera de España más me maravilla lo que significa nuestra cultura.
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Los libros no leídos son un recordatorio continuo de todo lo que todavía desconoces y te queda por descubrir.
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El budismo es estoicismo posmoderno.
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La vida es imaginar y luego hacer real lo imaginado.
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El poder de la imaginación es inmortal.
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Follar por follar es como coleccionar likes de desconocidos.
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Para ser un buen artista primero tienes que aprender vivir.
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Para ser un buen artista tienes que aprender a bailar con el miedo.
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Si alimentas tu mente con información basura te convertirás en un basurero. El humor no es basura, al contrario, es terapia para eliminarla.
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Es más feliz el que no tiene nada y no desea nada que el que tiene mucho y vive con miedo de perderlo todo.
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El tsundoku japonés consiste en apilar libros en columnas en el suelo. Si quieres leer el libro de más abajo quizás termines tirando todos los demás al suelo descubriendo algo más interesante que lo que estabas deseando leer.
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La fotografía es el arte de inmortalizar el presente.
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La fotografía es el arte de cazar momentos.
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Baila con tu existencia y observa las estrellas bailando contigo en la eternidad.
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Querer validación y elogios de los demás es lo contrario de buscar la verdad.
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Cuanto más está en juego mayor es tu velocidad de aprendizaje.
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Podemos comprar casi cualquier cosa excepto tiempo.
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Una pizca de entusiasmo e ilusión vale más que una montaña de inteligencia.
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Si no tienes enemigos tenderás a crear tu propio dragón con el que querrás luchar.
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La humanidad tiende a querer reducir los misterios del universo a conceptos simplificados que pueden ser entendidos por sus mentes limitadas. Esta “reducción” suele tener consecuencias inesperadas. Debería ser al revés, la mentalidad adecuada consiste en dejar que los misterios del universo sean tal y como son, y expandir nuestras mentes-conocimiento para ir entendiendo cada vez más el universo que habitamos.
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La sabiduría es tener más preguntas que respuestas.
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Solemos sobrevalorar a desconocidos que admiramos porque son famosos o populares pero que realmente no conocemos. Pero infravaloramos a aquellos que están a nuestro lado y que conocemos mejor.
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Lo único que podemos saber con seguridad es que la vida sigue.
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Si cambiamos nuestra perspectiva las imperfecciones tanto en nosotros como en los demás pueden ser bellas.
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Los resultados de conseguir cosas rápidamente no suelen duraderos,
en cambio lo que se consigue a través de la perseverancia y paciencia tiende a tener resultados verdaderamente duraderos.
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Si no eres el programador de tu vida otros terminarán programándola y tomando el control de ella.
