37. DECIR LA VERDAD

No debemos mentirnos a nosotros mismos ni a los demás. Siempre debemos poner la verdad por encima de todo, salvo algunas excepciones, como por ejemplo cuando decir la verdad dañe directamente y con intención a otros.

Sí, algunas verdades son duras de decir, por ejemplo cuando hay que comunicar algo malo a familiares y amigos. Pero mejor antes que dejarlo escurrir. Hay más dolor en la tensión entre la ficción de la mentira y la verdad que comunicando la cruda realidad aunque no sea del agrado de todos.

“Decir la verdad”, parece fácil de conseguir. Pero por lo general los seres humanos tendemos a ocultar la verdad o mentir simplemente para protegernos.

Dividamos la verdad en tres esferas:

1- Verdad a nosotros mismos.
2- Verdad a los demás.
3- Verdades a nivel de sociedad.

El primer tipo de verdades son las que todos nosotros, sin excepción, rompemos irremediablemente porque tendemos al autoengaño. Evitar mentirnos a nosotros mismos es difícil, pero algo por lo que podemos empezar es aprendiendo a detectar cuando estamos cayendo en el autoengaño.

Por ejemplo, ¿estamos mintiéndonos a nosotros mismos pensando que todo va bien en el trabajo cuando en realidad las cosas van fatal? Lo mismo se puede aplicar a nuestra relación con nuestra mujer o marido, o cualquier otra cosa en la vida ¿Nos da la sensación de que va bien… pero en nuestro interior sentimos que algo se derrumba?

A veces nos mentimos para proteger nuestra realidad. Hasta cierto punto es necesario, pero cuando nos estamos mintiendo durante años nuestro modelo mental comienza a alejarse tanto de la realidad que cuando nos demos cuenta entremos en estado de shock.

¿Cómo notamos si estamos empezando a caer víctimas del autoengaño? Es todo cuestión de ser más conscientes de cómo nos sentimos, por ejemplo, nos podemos preguntar: ¿estamos cómodos con tal o cual situación? Y al responder tenemos que ser lo más francos posibles para saber si algo es bueno o malo. Con práctica, notaremos incluso las cosas más sutiles que tienen el peligro de hacernos descarrilar. El siguiente paso, por supuesto es tomar las acciones pertinentes para ejecutar cambios.

Lo mismo ocurre cuando mentimos a otros simplemente por parecer mejor o para adaptarnos a lo que la sociedad espera de nosotros. Suena a consejo pasado de moda, pero en el clásico “sé tu mismo” hay mucha sabiduría. El problema es que “ser tú mismo” no es una tarea nada fácil:

Primero: tienes que conocerte a ti mismo para poder saber cómo tienes que actuar para ser tú al 100%.
Segundo: tienes que deshacerte de toda la “programación cultural” que te han incumbido (Familia, educación, medios, empresas etc ) durante toda la vida con lo que se supone que tienes que hacer y ser.

La mejor forma de conseguir ambas cosas: conocerse a uno mismo y deshacerse de las capas de cebolla de lo que la sociedad y los demás esperan de nosotros; consiste en ser 100% honestos, decir siempre la verdad, tanto a nosotros mismos como a otros.

Por ejemplo, quizás estemos yendo a ver el fútbol con un grupo de amigos simplemente porque queremos ser aceptados como uno más, ¿Pero realmente nos gusta el fútbol? Si así es adelante, pero si no te gusta te estás mintiendo a ti mismo y también a tus amigos. No tengas miedo, propón otra actividad y quizás descubras que alguno de ellos también está esclavizado por la mentira para complacer al resto del grupo.

La verdad y honestidad nos libera, la mentira nos esclaviza.

 

Macintosh HD:Users:hector:Desktop:Screen Shot 2018-02-24 at 15.05.35.jpg

Poniendo la verdad y el honor ante toda acción que llevemos a cabo nos asegura que aunque nos olvidemos de otros aspectos, como mínimo, pase lo que pase, estaremos siempre alineados con lo que realmente somos.

Vivir en la verdad liberará tu auténtico “yo” reflejando la esencia de lo que eres.

 

«Nunca tengas miedo de levantar tu voz para ser honesto

y decir la verdad en contra de injusticias y mentiras.

Si todas las personas alrededor del mundo lo hicieran esto,

cambiaría nuestro planeta Tierra».

William Faulkner

 

Image