No solo hay que dar las gracias verbalmente a nuestros queridos y gente de nuestro alrededor que nos ayuda, también hay que agradecerlo desde nuestro interior.
Es bueno recordarnos cada día lo afortunados que somos por tener todo lo que tenemos: salud, relaciones personales, familia, personas que nos quieren, lugar donde dormir, o simplemente recordar que estamos vivos.
La práctica diaria de ser agradecidos con lo que tenemos ayuda a combatir la inevitable adaptación hedónica que nos hace querer siempre más y más, muchas veces olvidándonos de lo afortunados que somos con lo que ya tenemos.
El primer paso para aprender a ser feliz en el presente es siendo plenamente conscientes de lo que tenemos.

“La verdadera felicidad es disfrutar del presente, sin ansiedad ni dependencia del futuro. Es también no dejarnos llevar por la esperanza o el miedo, simplemente permanecer satisfechos con lo que tenemos, que es suficiente y no necesita de nada más.
Lo mejor de la humanidad está dentro de todos nosotros a nuestro alcance. La persona sabia está satisfecha con lo que es, sea lo que sea lo que le hace humano, sin tener deseos por aquello que no posee.”
- Seneca